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Todos la conocen. Lo que muy pocos saben es que esta estructura metálica, ícono parisino, estuvo a punto de ser destruida por los propios ciudadanos en 1900. Los franceses consideraban a los 324m de metal como una inatractiva sierra que cortaba el romanticismo de la ciudad. Si no hubiera sido por la milicia francesa, que le encontró un uso práctico a la torre como almacen de equipos de sonido, la ciudad de París sería otra.
Gustav Eiffel fue el responsable del malestar público que causó su más famosa creación durante sus primeros años de construcción. Ingeniero químico. A pesar de su título, el susodicho se ganaba la vida jugando con el metal para construir puentes y obras públicas. Su compañía, Eiffel et Cie., no tardó en ser elegida para crear el monumento que definiría a París.
Pero más que ser un punto turístico, la Torre Eiffel ha servido otros propósitos a lo largo de sus 120 añotes. El 26 de junio de este año, por ejemplo, su altura sirvió a una joven como herramienta para quitarse la vida. El cuerpo cayó en el patio de un restaurant que se encuentra en el primer piso de la misma torre.
Las medidas de seguridad empleadas para impedir que este tipo de actividades sean realizadas con ayuda del monumento nacional han logrado disminuir el número de suicidios a cuatro o cinco al año. Sin embargo, como nos demuestra la víctima más reciente, cuando hay querer hay poder...
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